El fútbol no da mucho margen para construir con calma, y Xabi Alonso lo sabe. Desde que asumió el mando del Real Madrid, en plena competencia por el Mundial de Clubes, ha tenido que acelerar la implementación de su idea.

Sin tiempo, sin pretemporada y con poco margen de error. Pero en medio de esa vorágine, algo empieza a tomar forma: su Real Madrid tiene un corazón, y se llama Fede Valverde.

El uruguayo fue el MVP del triunfo ante la Juventus en octavos de final del Mundial de Clubes, y no fue casualidad. Con Xabi ya estableciendo una línea de tres centrales y carrileros altos, Valverde dejó de ser ese comodín de banda que era para Ancelotti, y volvió a su hábitat natural: el carril interior, con libertad para llegar, presionar y asociarse.

Xabi lo resumió con una frase: “Me hace la vida mucho más fácil”. Y no es exageración. Valverde ya no tiene que improvisar como lateral gracias a la llegada de Trent Alexander-Arnold. Ahora, despliega toda su potencia por dentro, mordiendo en la presión alta y convirtiéndose en la primera línea de desgaste sobre la salida rival.

Ante la Juventus, recuperó siete balones, cuatro de ellos en campo contrario. Su porcentaje de éxito en duelos fue del 83,3%. Y en ataque, volvió a ser amenaza constante: cinco disparos, cuatro al arco, provocando córners, movimientos y tensión. No marcó, pero desequilibró.

El plan de Xabi Alonso también incluye la gestión de su energía: no quiere que recorra tanto campo, pero sí que lo haga con más intensidad y precisión. Que intervenga menos, pero mejor.

En ese mismo partido, Valverde intentó 65 pases (10 más que su promedio) con un 92% de efectividad, y metió cuatro balones largos a la carrera de Vinícius. Una máquina.

El sábado, el Madrid enfrentará al Borussia Dortmund en cuartos del Mundial de Clubes y los merengues tienen bases para ser optimistas.

FUENTE: ECUAVISA

Por fausto

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