Las cuatro hidroeléctricas de Azuay cubren cerca del 40 % de la demanda nacional de energía y, en tiempos de crisis por el estiaje, no han dejado de producir. Esto, a pesar del riesgo de que sus embalses se queden sin suficiente agua para funcionar.
Entre ellas están Mazar, Molino y Sopladora, que juntas tienen capacidad para generar 1 757 megavatios. Pero cuando las tres reducen sus operaciones, o una de ellas se apaga, hay otra central que cubre ese déficit mientras las otras recuperan sus niveles de agua: Minas San Francisco, que está a 230 kilómetros al sur del complejo Paute.
Minas San Francisco cubre la producción de tres centrales
Esta central también está en riesgo de paralizar su operación porque el nivel de agua de su embalse tuvo una caída significativa. Desde el 23 de septiembre hasta este 10 de octubre cayó a 785 metros sobre el nivel del mar; es decir, está a dos metros del nivel mínimo para funcionar.
Eso ocurre porque el caudal empezó a disminuir a inicios del segundo semestre de este año. Normalmente, ingresan 116 000 litros de agua por segundo, pero en este mes solo ingresa 7 480 litros por segundo.
Y en esas condiciones, los operadores de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), en las dos primeras semanas de octubre, solo encendieron dos de las tres unidades de generación. Produjeron al 70 % de su capacidad de 270 megavatios, que alcanza para entregar energía a unas 400 000 familias.
Este panorama complica la recuperación de las reservas energéticas de Mazar, que según el Ministerio de Energía están degradadas. Así, el corazón hidroeléctrico del país intenta sobrevivir a cuenta gotas entre los apagones y la falta de lluvias que, según el Instituto de Meteorología e Hidrología (Inamhi), no llegarán con intensidad hasta diciembre.
FUENTE: ECUAVISA